La Ansiedad social y sus diferentes formas de expresión.

 

Gran parte de las personas que padecen ansiedad social poseen una consciencia excesiva en sí mismos que les conduce a interrogarse sin cesar acerca de su persona y acerca de la imagen que los demás tienen de el. Están constantemente interesados en causar una buena impresión en los demás y son personas que con frecuencia, a lo largo de una conversación, les interesa más la imagen que proyectan en los demás que el tema abordado en sí.

La falta de autoestima que caracteriza a la mayoría de las personas con ansiedad social explica en parte esta conducta. Al considerarse personas de poco interés para los demás, han de poseer cualidades excepcionales, expresar cosas interesantes, realizar actividades excepcionales, se afanan en encontrar la respuesta adecuada y los temas más originales de conversación,…para así dar más validez al personaje que representan.

Son personas que a menudo aceptan mal las críticas, se consideran frágiles y objeto de las burlas ajenas, sin embargo, en la práctica, en pocas ocasiones han sido objeto de semejantes reproches. Son personas que atribuyen a los demás pensamientos que tienen sobre sí mismos, consideran que los otros piensan aquello que interiormente piensan o creen en su fuero interno.

La mayor parte de los bloqueos psíquicos proceden de creencias personales erróneas que se nos imponen bajo la forma de pensamientos automáticos. Estas convicciones se basan en nuestra historia personal, en nuestros acontecimientos vitales, aunque también dependen de nuestro temperamento. Estas creencias personales erróneas dirigen nuestras decisiones vitales y acarrean prejuicios que nos conducen a representar las situaciones en función de nuestro sentir interno y no de la realidad externa. La inhibición social, procede, en gran parte, de este principio.

El malestar que experimentamos en un grupo social, la angustia percibida en la intimidad de una relación, el temor percibido antes de un examen oral…traducen, todos ellos, diversos trastornos psicológicos agrupados bajo el término genérico de ansiedad social.

Para muchas personas que padecen ansiedad social los síntomas físicos son los más fáciles de detectar, por ejemplo uno puede ser consciente de que se le seca la boca cada vez que debe de hablar en público u otro puede percibir los latidos de su corazón cuando experimenta una situación que le recuerda a un episodio desagradable. Tomar distancia y observar nuestros pensamientos cuando nos sentimos ansiosos puede ser más difícil.

A menudo no nos damos  cuenta de las señales hasta que ya son bastante intensas y abrumadoras, con lo que resulta más difícil responder de manera efectiva a  nuestra ansiedad. Cuando esta llega a ser tan intensa que interfiere en la vida personal, laboral y social de la persona que la sufre, se recomienda ponerse en manos de un profesional que ayude y facilite al paciente en conocer el origen del problema y el desarrollo de nuevas formas de resolver las situaciones temidas, entrenando al paciente, detectando sus pensamientos y reemplazando o modificando aquellos que no resultan útiles para mejorar su calidad de vida y poder superar la ansiedad social. El objetivo de la psicoterapia orientada a la ansiedad social, causada por diferentes motivos, es que disminuya poco a poco en el paciente, llegando a un nivel capaz de controlarla por el mismo.

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