INTRODUCCIÓN AL ASMA BRONQUIAL

El asma es una enfermedad conocida desde hace siglos, se describe por primera vez en 1859 como una enfermedad que produce una obstrucción reversible del flujo aéreo, pero no es hasta 1960 cuando se habla por primera vez de que esa obstrucción se debe a una hiperrespuesta (hiperreactividad) de los bronquios (conductos por donde llega el aire (oxígeno) del exterior al interior de los pulmones) y, por último, en 1995 se habla de que es una enfermedad inflamatoria y crónica de las vías respiratoria.

En los últimos 30 años el asma ha aumentado mucho su prevalencia (cantidad de personas de una población que tienen una enfermedad en un determinado momento) sobre todo en los países desarrollados y de forma paralela ha mejorado muchísimo su conocimiento, diagnostico y tratamiento.

En España afecta a un 5% de adultos y entre un 8-15% en edad pediátrica. Casi la mitad de los casos se inician antes de los 10 años, siendo mucho más rara a partir de los 40.

Resumiendo, por tanto, tenemos una enfermedad crónica, en la que se produce una hiperrespuesta de las vías respiratorias, que produce, por un lado obstrucción y por otra inflamación y sabemos que esto puede ser reversible de forma parcial o total, bien con tratamiento o de forma espontanea (sin tratamiento).

Es muy importante que el paciente asmático, una vez que se le diagnostique la enfermedad, conozca en que consiste. Que le pasa cuando tiene un ataque de asma ya que esto le ayudará a entender para que usa el tratamiento que le prescribe su médico, cuando tiene que tomarlo, durante cuanto tiempo etc. Toda esta información es muy importante para saber como actuar y que el asma esté controlado, este es objetivo final del tratamiento del asma, su control clínico (que sus síntomas sean lo menos frecuentes que se pueda y con la menor medicación que sea posible). 

Para ello hay un aspecto, muy importante, que todo paciente debe conocer, que es la existencia de una serie de factores causantes de asma como puede ser el caso de los alérgenos (normalmente proteínas causantes de alergia como los ácaros del polvo, pólenes de gramíneas, hongos de la humedad, etc. presentes en el medio ambiente) que al ser inhalados, pueden originar por si mismos inflamación bronquial y otros factores que inciden sobre un bronquio con asma (inflamación, obstrucción) ya instaurada y que llamamos desencadenantes como puede ser el aire frío, ejercicio físico, llanto, risa, productos de limpieza, contaminación, algunos medicamentos como la aspirina,... Por supuesto los alérgenos también pueden ser desencadenantes; epitelios de animales, pólenes, etc. en individuos previamente sensibilizados. En el caso de los alérgenos actuarían por tanto, de dos maneras, como causa y como desencadenante.

Esto nos ayudará a entender también que la primera medida en el asma, sobre todo si es alérgico (y eso sucede en más del 80% de los casos) es la evitación de los desencadenantes y sobre todo de los alérgenos (causa y desencadenantes). En muchos casos solo con esta medida tenemos la batalla ganada al asma.

Escrito por:
Dra. Celsa Pérez Carral. Alergólogos en Pontevedra

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